jueves, 1 de mayo de 2014

HABACUC. INTRODUCCIÓN. AUTOR Y ÉPOCA.



Habacuc, profeta sin patria ni apellido, vive y escribe en la misma época que Nahún. Su horizonte histórico está definido por dos grandes poderes: Asiria decadente y Babilonia renaciente. Asiria es el pescador de pueblos y su dios es su red; sucumbirá ante el nuevo Imperio Babilónico, águila guerrera cuyo dios es su fuerza. 

Entre los dos vive Israel su historia, y Habacuc representa a su pueblo. Son tiempos de opresión y violencias, y Habacuc reza: «¿Hasta cuándo?». Los caldeos harán justicia, y el profeta espera impaciente. Hasta que su impaciencia se convierte en expectación. 

Dios enuncia un principio general: el arrogante confiado en sí malogra su vida, el inocente fiado de Dios salva su vida. En este momento el arrogante es el Imperio Asirio; los caldeos de momento hacen justicia, pero pueden pecar también de arrogancia. Son tiempos turbulentos en que Israel puede convertirse en juguete de los imperios. Es el decenio 622-612. 

Al caer el Imperio insaciable, los pueblos liberados entonan un coro de ayes satíricos, repasando algunos crímenes del opresor: robos, fraudes, asesinatos, lujuria, idolatría, y exponiendo el castigo. 

Sobre el coro se alza la voz solista de Habacuc, intercediendo por su pueblo (la traducción «por delitos inadvertidos» es insegura). Es una súplica en forma de acto de confianza: aunque los enemigos sean poderosos, más poderoso es el Señor, que aparece como guerrero cósmico incontrastable; aunque los campos sufran también por la sequía, el profeta celebra al Señor de la naturaleza y de la historia.

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